jueves, 21 de febrero de 2013

derecho de naufragio activo

Microrrelato presentado al V Concurso de Microrrelatos sobre Abogados (2013), convocado por el Consejo General de la Abogacía Española y la Mutualidad General de la Abogacía

Los relatos presentados durante el mes de febrero de 2013 deben necesariamente contener las palabras "ojo, mar, trajín, desistimiento, esgrimir"



Mi agenda era testigo y epitafio del trajín absoluto de mis días. En líneas paralelas y horizontales anotaba citas y teléfonos. Esas mismas líneas, al multiplicarse, se hacían afilados cuchillos que, a distancia, iban poco a poco cercenando la piel de mi pareja. Márgenes sin escribir adivinaban el silencio de unos odios que a menudo me callaba; vacíos verticales en los que mi ojo buscaba un espacio donde evadirse; acaso un mar de papel en que atreverme a naufragar.

Alexandra, mi mujer, me culpaba de preocuparme más por los clientes que por ella; más por menores tutelados que por nuestros propios hijos. A cada tentación de cambio seguía un desistimiento. Desistí de cambiar por pretender esgrimir excusas y mentiras hasta que, en una de las hojas, exigiendo una reunión, apareció su letra pidiéndome el divorcio.

Decididamente, siempre ejercí mejor la abogacía que el matrimonio o la paternidad.





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"derecho de naufragio activo" por lisardo díez llamazares se encuentra bajo

2 comentarios:

  1. OK.
    Leido.
    Me resulta interesante tu forma de narrar. Intensa por cierto.

    Un abrazo

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    Respuestas
    1. Agradezco el comentario...

      Hay quien dice que disparo con palabras... que fabrico armas complejas con piezas de letras... que cuesta leerme las primeras veces... que hay que pasar un período de entrenamiento leyéndome antes de acabar leyéndome del todo...
      No sé... a veces me encuentro escribiendo sobre algo como si fuese una realidad congelada en la que puedo moverme para describirla al mismo tiempo de frente y por detrás.
      Este relato, en concreto, lo escribí esta tarde "a pelo" sobre el formulario de participación del concurso. Sobraban tres palabras y tardé diez minutos en decidir qué palabras eliminar...
      Ligeramente inspirado en cierto juez adicto al trabajo que conocí hace años, el personaje masculino es ese yo que nunca seré. El trabajo siempre es secundario, y yo preferiré leer y escribir en los ojos de Alexandra cuando la conozca... cuando finalmente se deje conocer...

      Un saludo, y siguen anotadas por aquí unas botellas de Rioja...

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