miércoles, 13 de febrero de 2013

hot dogs, rain drops, we both and a yellow cab

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La jota es una letra apática, vaga, siempre sin ganas de hacer nada; por eso acostumbra a tumbarse en las palabras, apoyándose en las otras letras vecinas, cuando las hay.
Y si no existe letra en que apoyarse – cuando es final de palabra, por ejemplo en reloj – en lugar de incorporarse y hacer algo por salvarse, simplemente se deja caer en ese abismo aéreo e infinito del olvido y la mediocridad.
Por eso ella, que decidió hace años prescindir de este tipo de flaquezas en su vida, cambió la jota de su nombre por una equis y desde entonces se quiso llamar, y quiso que la llamasen, Alexandra.

Pensado ahora, desde la posición elevada de los años transcurridos, creo que acertó con la equis…

No hay otra letra en el abecedario que se parezca más a su carácter. Es de una perfección simétrica desde cualquier punto de vista. Es resuelta, decidida, es auténtica incluso aislada del resto de las letras, (márquese con una x lo que proceda…) transparente, hecha de segmentos afilados de sinceridad, con los pies en el suelo pero con los brazos abiertos, dispuestos a recoger cuanta vida consiga atrapar en párrafos dispersos.

Sólo en ocasiones se muestra algo reservada, convirtiendo su ser en incógnita de una ecuación que, con el tiempo y los conocimientos necesarios, antes o después podrá ser despejada.
Y ahora mismo, amenazado ya el final de este día por el sueño, sólo se me ocurre otra equis, la de las quinielas, centrada, equilibrada y objetiva.

Después de conocer a Alexandra tanto como pude y me permitió, creo que ciertamente su carácter era el de la equis, y no el de esa otra letra que, al igual que ella de su vida y de su nombre, yo desterraré de este relato.

hot dogs, rain drops, we both and a yellow cab por lisardo díez llamazares se encuentra bajo una

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