0.
La jota
es una letra apática, vaga, siempre sin ganas de hacer nada; por eso
acostumbra a tumbarse en las palabras, apoyándose en las otras
letras vecinas, cuando las hay.
Y si no existe letra en que apoyarse –
cuando es final de palabra, por ejemplo en reloj
– en lugar de incorporarse y hacer algo por salvarse, simplemente
se deja caer en ese abismo aéreo e infinito del olvido y la
mediocridad.
Por eso ella, que decidió hace años
prescindir de este tipo de flaquezas en su vida, cambió la jota de
su nombre por una equis
y desde entonces se quiso llamar, y quiso que la llamasen, Alexandra.
Pensado ahora, desde la posición elevada
de los años transcurridos, creo que acertó con la equis…
No hay otra letra en el abecedario que se
parezca más a su carácter. Es de una perfección simétrica desde
cualquier punto de vista. Es resuelta, decidida, es auténtica
incluso aislada del resto de las letras, (márquese con una x lo que
proceda…) transparente, hecha de segmentos afilados de sinceridad,
con los pies en el suelo pero con los brazos abiertos, dispuestos a
recoger cuanta vida consiga atrapar en párrafos dispersos.
Sólo en ocasiones se muestra algo
reservada, convirtiendo su ser en incógnita de una ecuación que,
con el tiempo y los conocimientos necesarios, antes o después podrá
ser despejada.
Y
ahora mismo, amenazado ya el final de este día por el sueño, sólo
se me ocurre otra equis, la de las quinielas, centrada, equilibrada y
objetiva.
Después de conocer a Alexandra tanto
como pude y me permitió, creo que ciertamente su carácter era el de
la equis, y no el de esa otra letra que, al igual que ella de su vida
y de su nombre, yo desterraré de este relato.
hot dogs, rain drops, we both and a yellow cab por lisardo díez llamazares se encuentra bajo una
No hay comentarios:
Publicar un comentario