sábado, 29 de junio de 2013

tiempo de dhow

Inspirado por palabras de Alicia C. M.
Presentado a Purorrelato. I Concurso de microrrelatos de Casa África


Llegará tarde al aeropuerto. Así es su vida. Siempre con prisas. Llegará tarde. El avión no la esperará. Los vuelos son mercancía. No saben de personas.

Recostada en el asiento, cinceles de brisa golpean el vestido esculpiendo siluetas de sombra en la quietud de la arena. La melena, divertida, juega a besar sus mejillas.


Sus ojos atrapan todo el rojo que un sol inmenso derrama sobre la bahía y, en el horizonte, enciende hogueras en las velas de los últimos dhows que regresan a casa. Se recrea en cada brillo, cada reflejo, como queriendo no perderse ningún detalle del atardecer. Se llena de este tiempo, de este Índico húmedo, cálido y salado que respira.

Durante mucho tiempo ha olvidado contemplar las puestas de sol. Demasiados tiempos. Demasiados soles perdidos. Sus atardeceres de Madrid suelen ser monocromía blanca de luz de laboratorio.

Suena viento. Suenan charlas en la distancia. Suenan rezos desde el alminar de la mezquita de Shela. Suenan olas sonando a mar. Suena Alicia, toda hecha de silencios...

La locución del vagón destruye recuerdos de ocasos y mares al arrasar sus oídos con futuros pregrabados: “próxima estación: Mar de Cristal”

Y, entonces, sonríe serena al recordar las palabras de Najib en la playa de Lamu:
 

- El dhow no zarpará sin nosotros. No tiene hora, ni tiempo. Un dhow siempre espera hasta que llega el último viajero. Lo contrario no tendría sentido.


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"tiempo de dhow" por lisardo díez llamazares se encuentra bajo 
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