sábado, 9 de marzo de 2013

luces en la playa

Texto enviado a la sección de cartas de XL Semanal
Lamento que no llegasen a publicarlo... me hubiese gustado que padre y hermana pudiesen leerlo... y que la niña pudiese leer mi admiración tras su lección de coraje de aquella tarde en la playa.



Santa Margarida (Girona), 17 de julio de 2012

 
Frente a mi toalla, a media distancia, una niña de unos ocho años con una malformación en la espalda y ciertos problemas de motricidad.
 
No he tenido tiempo de estudiar Medicina como para llegar a conocer el alcance o el nombre de su dolencia; he preferido dedicar ese tiempo a observar personas y corazones y, si acaso, a estudiar sentimientos.
 
En los ojos de un padre cabizbajo por momentos se intuyen atisbos de resignación; en los de su hermana, ya adolescente, un amor sin límite ni condición.
En su propio brillo, los ojos de la niña son vida, luz, felicidad y un saberse capaz de todo.

-Pensé que las olas me iban a arrastrar hasta la orilla, pero... ¿viste?  -preguntó divertida a su hermana- conseguí que no me arrastrasen. -dijo mientras su hermana la contemplaba con una sonrisa de cariño y admiración.
Supuse, absorto, que algún día del próximo invierno sentiría la irremediable necesidad de escribir sobre este momento vivido. Hoy, mientras escribo, el calendario dice que estamos a 28 de agosto. Que no es preciso necesitar la habitual melancolía del invierno para recordar.
No juzgo a un padre que, ajeno a los juegos en la orilla, distrae su mente desentrañando sudokus; seguramente es el mismo que madruga y se desvive a diario para dar lo mejor a esas hijas.
Admiro la total entrega y el cariño infinito de una hermana mayor que a cada instante regala esa joven madurez adquirida a la fuerza.
Y deseo que la niña siempre mantenga su alegría pese a unas circunstancias que a nadie alegran.


Esa niña "distinta" fue única. Fue la única persona que esa tarde consiguió vencer al Mediterráneo y que las olas no la arrastrasen. El resto de niños o adultos tienen -tenemos- la gran suerte de no estar obligados a afrontar ese tipo de retos a diario.
Esa niña, distinta, más real, da las vueltas con amor a una vida que en ocasiones sólo paga con dolor.
Especial, más cierta, destaca sobre ese resto de miles de personas “normales” que abarrotan playas y ciudades conformándose, muchas veces, con sólo sobrevivir.
Lordosis. Cifosis. Escoliosis.
Coraje. Entrega. Amor. Determinación. Esperanza. Perseverancia. Ilusión. Ganas de vivir.
 
A poco que nos esforcemos -pienso- siempre podremos encontrar más actitudes que enfermedades.

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